[Por Diego Martín Yamus] Tradicionalmente, Camerún ha producido grandes figuras futbolísticas, muchas de ellas delanteros: Roger Milla, François Omam-Biyik, Alphonse Tchami, Pierre Webo. A esa lista se enganchó de gran forma un jovencito que con un rápido ascenso se unió a esa tradición y hoy es otro apellido clásico de la rica historia de su país. Samuel Eto´o Fils ha dejado y sigue dejando con sus goles profunda huella en cualquier cancha que pise, integrando por sus méritos el selecto grupo de glorias africanas.
La carrera del nacido en Nkongsamba el 10 de marzo de 1981 fue meteórica. Se inició en el modesto Kadji Sports Academy y de allí pasó en 1996 al Real Madrid Castilla, filial del gran Real Madrid, como se usa en España, donde hizo sus primeros pasos profesionales. Al descender a la Segunda División B, tercera categoría española, fue cedido al Leganés, aquel club de ascenso que alguna vez manejó el argentino José Pekerman, en el que militó durante 1997 y 1998. Paralelamente, y pese a no mostrar grandes rendimientos, vistió por primera vez la camiseta verde nacional el 9 de marzo de 1997, justo el día anterior a su cumpleaños 16, en una derrota 0-5 ante Costa Rica en San José. Y aunque no participó del proceso previo al Mundial de Francia 1998, fue incluido entre los 22 viajeros y jugó parte de un encuentro, el 17 de junio en Montpellier contra Italia (0-3), ingresando nada menos que por François Omam-Biyik a los 66 minutos, siendo con 17 años y 99 días el más joven del certamen.
Fue un indicio de una trayectoria que sería brillante. Aunque luego estuvo una temporada entera con muy poca acción en el primer equipo del Madrid, obtuvo sus dos primeros títulos con la Copa Intercontinental 98 y la Liga de Campeones 2000. Y su paso al Mallorca lo colocó de nuevo en camino. A fuerza de actuaciones y goles, Samu se hizo conocer en el fútbol mundial. Así fue del ostracismo al protagonismo, en España como en Camerún, en el que se asentó como titular y figura de la selección, tanto con la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Sydney (marcó a España en la final) como el bicampeonato de Africa, en Ghana-Nigeria 2000 y Malí 2002. Con los Leones Indomables también disputó el Mundial de Corea del Sur y Japón (donde convirtió su primer gol en el 1-0 a Arabia Saudita) y las Copas Confederaciones de la FIFA de 2001 y 2003, logrando en ésta el subcampeonato a pesar de la tristeza de la pérdida de su amigo Marc-Vivien Foe, en aquel fatídico partido semifinal ante Colombia, a quien dos días después le dedicó el título de la Copa del Rey 2003 ante el Recreativo Huelva, que Mallorca ganó 3-0 con dos anotaciones suyas. Con 69 goles en sus cinco años, quedó como el máximo artillero de la institución balear. Y ese 2003 fue premiado con su primer Balón de Oro africano.
2004 abrió para Eto´o un tiempo de éxitos y notoriedad con su paso al Barcelona, donde bajo la dirección de Frank Rijkaard compartió oncena con Puyol, Iniesta, Ronahldinho, Deco, Larsson o el chico Lionel Messi. Y con sus goles a raudales llevó al Barsa a ocho vueltas olímpicas: tres Ligas, dos Supercopas españolas, una Copa del Rey y dos Champions League, en las que fue figura y goleador, además de hacer tantos al Real Madrid, que alguna vez quiso repatriarlo, y ser dos veces máximo artillero de la Liga. Fue también parte del comienzo de la gloriosa era de Josep Guardiola y testigo de la explosión de Messi, y se llevó dos Balones de Oro de la CAF más, aparte de ser tercer mejor del mundo de la FIFA e integrar el team ideal en 2005, sólo algunos de sus merecidos galardones. Su felicidad blaugrana contrastó con la tristeza verde de Camerún, que tuvo magras actuaciones en las CAN 2004 y 2006, y perdió el pase al Mundial de Alemania en aquel fatídico partido con Egipto, donde el 1-1 y el penal errado por Pierre Wome lo clasificaron a Costa de Marfil. Eto´o fue duramente criticado por no hacerse cargo del penal, pero se defendió con una frase muy cierta: “Cuando se pierde perdemos todos”, dijo a CNN En Español.
2004 abrió para Eto´o un tiempo de éxitos y notoriedad con su paso al Barcelona, donde bajo la dirección de Frank Rijkaard compartió oncena con Puyol, Iniesta, Ronahldinho, Deco, Larsson o el chico Lionel Messi. Y con sus goles a raudales llevó al Barsa a ocho vueltas olímpicas: tres Ligas, dos Supercopas españolas, una Copa del Rey y dos Champions League, en las que fue figura y goleador, además de hacer tantos al Real Madrid, que alguna vez quiso repatriarlo, y ser dos veces máximo artillero de la Liga. Fue también parte del comienzo de la gloriosa era de Josep Guardiola y testigo de la explosión de Messi, y se llevó dos Balones de Oro de la CAF más, aparte de ser tercer mejor del mundo de la FIFA e integrar el team ideal en 2005, sólo algunos de sus merecidos galardones. Su felicidad blaugrana contrastó con la tristeza verde de Camerún, que tuvo magras actuaciones en las CAN 2004 y 2006, y perdió el pase al Mundial de Alemania en aquel fatídico partido con Egipto, donde el 1-1 y el penal errado por Pierre Wome lo clasificaron a Costa de Marfil. Eto´o fue duramente criticado por no hacerse cargo del penal, pero se defendió con una frase muy cierta: “Cuando se pierde perdemos todos”, dijo a CNN En Español.
Luego de su impresionante década de 2000, la carrera de Eto´o experimentó un descenso y mucha irregularidad. Pasó en agosto de 2011 al Anzhi ruso, donde cobró mucho dinero e hizo muchos goles pero tuvo frío y ningún suceso. En 2013 aterrizó por primera vez en Inglaterra para jugar por el Chelsea, con tantos pero sin éxitos. Más tarde militó dos medias temporadas en el Everton (2014) y Sampdoria (2015) antes de anclar en Turquía, en el Antalyaspor, con el que mejoró su prestación, aunque apenas consiguió el noveno puesto en la Superliga. No se clasificó para la Copa Africana de 2012 y 2013, pero sí tomó parte en el Mundial de Brasil 2014, durante la que vivió un muy mal panorama, con roces entre sus compañeros, otras tres derrotas y el último lugar entre 32 equipos. En 118 veces con los Leones Indomables conquistó 56 goles, con lo que está arriba en la historia de su combinado. Pero estos últimos años de descenso, lógicos en un veterano, no borran los de sus grandes días. Por algo, por mucho, Samuel Eto´o es otro gran camerunés y otro gran africano.
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