[Por Diego Martín Yamus] Entre los años 80 y principios de los 90, Zambia disfrutó de una generación brillante de jugadores, buena parte de ellos convertidos en estrellas, que llevaron a la selección del cobre a lo más importante de Africa y del relieve mundial. El gran Kalusha Bwalya a la cabeza, Charles Musonda, Chongo, Melu, Makinka, Makwaza, Mutale, Johnson Bwalya. Pero alguien tenía que defender su meta, y ése también fue una estrella. David Efford Chabala fue otro sinónimo de gloria con sus actuaciones casi míticas y una trayectoria mucho más grande que su trágica desaparición de 1993.
Nacido igual que Kalusha en Mufulira, en el norte del país, un 2 de febrero de 1960, era el cuarto de doce hijos de un minero. Se inició en el Lubuto Amateur Football Club en 1975 como delantero y estuvo hasta 1977, cuando con 17 años reemplazó en una práctica al titular ausente entonces por pedido de sus compañeros. Jugó tan bien que allí decidió cambiar a guardameta. Y tan bien que el Mufulira Wanderers, el mismo club donde brillaron Kalusha y Johnson Bwalya, Melu, Chongo, Musonda o Mbasela entre otros, lo fichó como suplente para 1978, cuando fue dirigido por su futuro entrenador en la selección Samuel Ndlovu y Dickson Makwaza. Pero su debut fue recién el 27 de julio de 1980, y resultó mítico como lo sería su historia: con Wanderers perdiendo 2-0 ante Lusaka Tigers por la liga local, Chabala sustituyó a Bernard Kabwe en el entretiempo, y su equipo dio vuelta el marcador y ganó 3-2. Así arrancó una vida de 13 años con los Mighty (poderosos) en el que obtuvo nueve títulos de Copas domésticas, por lo que los apodaban “los legendarios luchadores de Copas”, aunque nunca pudieron llevarse el torneo de Liga.
Las buenas actuaciones sucesivas de Chabala en el arco de Wanderers no pasaron desapercibidas para los entrenadores de la selección, que ese 1980 lo convocaron para el equipo B que disputó en Sudán la Copa de la CECAFA (los países del este africano), donde debutó en la derrota 0-1 con Malawi por el tercer puesto el 27 de noviembre. Recién el 10 de abril de 1983 fue su comienzo en el primer seleccionado, en un 1-2 con Sudán clasificatorio para la Copa Africana de Naciones 1984. Desde entonces fue titular permanente de los Chipolopolo. Y enseguida tuvo desquite y comenzó a escribir otra de sus proezas en la CECAFA 84 en Uganda, cuando el 15 de diciembre, en la final que Zambia y Malawi empataron 0-0, atajó tres tiros desde el punto penal que le dieron el título por 3-0. Fue elegido deportista del año en su tierra en 1985, y por supuesto defendió el arco zambiano en tres encuentros de la primera ronda de la CAN de Egipto 1986, en la que fue eliminado. Pero sus mejores momentos estaban por venir.
A principios de 1988, Zambia disputó frente a Ghana una de las tres finales para ir a los Juegos Olímpicos de Seúl. Habiendo vencido 2-0 en Lusaka, fue a Accra por un resultado que le diera la clasificación. Aquel 31 de enero de 1988, Ghana se puso arriba con gol de Anthony Yeboah y presionó en busca del segundo, pero Chabala fue el héroe con impresionantes atajadas y un penal salvado a Emmanuel Quarshie que llevó a su equipo a los Juegos. Apenas terminado el partido, el arquero ghanés cruzó la cancha para preguntarle cuál era el secreto de sus paradas, a lo que el guardameta respondió “sólo tienes que arrojarte”. Así viajó a aquellos Juegos de la epopeya zambiana, cuando golearon a Italia -video- y Guatemala con varios goles de Kalusha Bwalya y cayeron ante Alemania Federal, luego medalla de bronce, en cuartos de final. David jugó los cuatro partidos, sólo fue reemplazado por Richard Mwanza a los 60 minutos en el empate inicial ante Irak. De vuelta en Mufulira, sorprendió a todos al jugar algunos encuentros de Liga en su antigua posición de delantero, marcando cinco goles, como el tercero a Roan United en la final de la Independence Cup en octubre que su club ganó 3-0, emulando al legendario Abraham Nkole que había hecho lo mismo en 1971; luego volvió al arco pero intentó de nuevo como atacante en algunos partidos locales en 1990. Participó en las eliminatorias para el Mundial de Italia 90, adonde Zambia fue marginado en la ronda previa a las finales, y en las Copas Africanas de Argelia 1990 y Senegal 1992, en los que jugó todos los cotejos y fue tercero en la primera.
En 1991 tuvo un fugaz y curioso paso en Argentinos Juniors, donde fue suplente y sólo disputó el segundo tiempo ante Santos en la Supercopa como local, en la que el “bicho” dirigido por José Yudica cayó 2-1; Chabala ingresó en el entretiempo por el lesionado paraguayo César Mendoza y tuvo una floja tarea, saliendo en falso a cortar envíos aéreos dos veces consecutivas. Ese 91, el 29 de octubre, también se dio el lujo de integrar un Resto del Mundo que perdió 3-0 ante la Argentina de Alfio Basile que festejaba la obtención de la Copa América. Y en marzo del 92, disconforme con el contrato y como la dirigencia de Argentinos no quería cambiarlo, retornó a Mufulira Wanderers. Sin embargo, su vuelta no fue tan fácil: en diciembre del 92, tras una mala actuación en otra final de la Independence Cup ante Nkana Red Devils, donde los suyos ganaban 2-0 y perdieron, fue reemplazado y relegado por cinco partidos. Se dijo que él entregó el encuentro descontento con la llegada de Ashious Melu como asistente técnico, lo que Chabala negó rotundamente diciendo que él y Melu eran grandes amigos y que sólo estuvo fuera de forma y su reemplazo llegó un poco tarde. Esa polémica se sumó a otra que generó con su prestación en la derrota 2-0 con Madagascar el 20 de diciembre por las eliminatorias para el Mundial de Estados Unidos 94, luego de la cual fue quitado de la selección por los dos siguientes partidos; Chabala argumentó que estaba pagando un precio al opinar sobre las elecciones en la Federación de Zambia, diciendo que la dirigencia no debía cambiar de mando. Rápidamente la misma aclaró que la suspensión de David se debió a su mala actuación en la Independence Cup, a lo que el club contestó que la suspensión fue antes de Madagascar. Más allá de todo, Chabala fue repuesto y se preparó para afrontar la última ronda de clasificación ante Marruecos y Senegal, en la que Zambia era favorito como nunca para llegar a su primera Copa del Mundo.
En efecto, el equipo de Godfrey Chitalu venía en buen momento tras ganar los últimos encuentros de la primera ronda mundialista y estaba bien posicionado en las eliminatorias de la Copa Africana de Túnez 1994, donde el 24 de abril de 1993 goleó a Mauricio 3-0 como visitante en Port Louis, con Chabala como capitán. De allí la selección se trasladó a Senegal para su primer compromiso premundial, el 27 en Dakar. Pero el avión militar que los transportaba no estaba en buenas condiciones, debiendo aterrizar varias veces para cargar combustible, una de ellas en Libreville, capital de Gabón. Ya en la madrugada del 27 de abril, al despegar de nuevo, el avión sufrió una falla y se precipitó a las aguas del Océano Atlántico frente a la costa de Gabón, un accidente que no dejó sobrevivientes. Chabala y 29 personas más, entre jugadores, cuerpo técnico y dirigentes, dejaron su vida allí. Pero tan grande había sido su obra que fueron despedidos en su país con honores de Estado. Efford, que sin saberlo disputó en Mauricio su último partido, dejó dos esposas y seis hijos, uno de los cuales se llama Kalasa Efford David. Pero sobre todo, dejó un imborrable legado de 18 años plenos de fútbol y grandeza. Su espíritu y el de sus compañeros inspiraron a Zambia para reconstruirse y quedar a tiro de la clasificación, finalmente perdida con Marruecos. Pero el gran Efford Chabala ya había ingresado a la eternidad, la del cielo y la del gran recuerdo.
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