[Por Diego Martín Yamus] Su nombre y apellido, su destreza y su capacidad goleadora lo hicieron una de las tantas estrellas que mantuvieron a Egipto como el país más exitoso de Africa. Durante 16 temporadas, Mahmoud El Khatib le dio a su Al Ahly y a su equipo nacional grandes momentos más allá de cualquier eventual resultado, marcando claramente una referencia para el futbolero público egipcio.
Nacido en Aga City (El Dakahlia, noreste de El Cairo) el 30 de octubre de 1954, de niño ya jugaba fútbol y admiraba nada menos que a Pelé, por quien gastaba dinero en el cine viendo películas de sus hazañas, por lo que así se encariñó con la camiseta número 10 que luciría a lo largo de su carrera. El momento de practicar el deporte en serio le vino en su adolescencia, en el equipo Sub 17 de Al Nasr, cuando en un partido ante el poderoso Al Ahly marcó dos goles para un empate 2-2 y los dirigentes de los Diablos Rojos quedaron fascinados por el nuevo talento. En el próximo partido ante ellos, “Bibo”, como era cariñosamente apodado, hizo otro doblete en una derrota 2-5, y pese al mal resultado el entrenador del Ahly expresó que quería tenerlo. Ese deseo se concretó en 1971, cuando fue incorporado con 16 años y algunos meses a las divisiones inferiores del más grande de El Cairo.
Y vaya si se acostumbró que en su primer encuentro le convirtió cuatro goles justamente a Al Nasr para un rotundo 4-0, fue goleador del torneo Sub 17 y lo subieron así al conjunto principal, para el que debutó el 13 de octubre de 1972 ante el Taiaran (3-0) por la Liga. No tuvo oportunidades por un tiempo al no terminar el torneo siguiente debido a una guerra con Israel, pero curiosamente sí jugó su primer encuentro para Egipto, el 6 de marzo de 1973 en la capital egipcia por la Copa Africana de Naciones frente a Costa de Marfil, con triunfo 2 a 0.
Y fue ascendiendo como un meteoro: el 19 de abril de 1975 marcó sus primeros dos goles con la selección ante Burundi, para un 2-0 de local por las eliminatorias de la CAN próxima en Etiopía, que también disputó con 3 apariciones y un gol ante Nigeria en la ronda final, donde los Faraones fueron cuartos. Al mismo tiempo era tricampeón y máximo artillero de Liga con el Ahly en 1975, 1976 y 1977 y obtenía su primera Copa de Egipto en 1978 nada menos que ante el eterno rival, el Zamalek, por 4-2. Éste se llevó el campeonato del 78, pero El Khatib y los suyos hilvanaron luego cuatro campeonatos entre 1979 y 1982 y otra Copa doméstica, la de 1981. En el medio tuvo una nueva frustración con el combinado nacional al no clasificarse para la Copa Africana de Ghana 78 y en 1980, en Nigeria, ya titular, le había hecho el primer gol a Argelia en la semifinal y los rojos ganaban 2 a 0, pero les empataron y en la tanda de penales Mhamoud erró uno de los dos egipcios para caer 4-2, finalizando nuevamente cuartos y el delantero con el consuelo de ser parte del once ideal.
Pero esa década del 80, la de sus últimos años de carrera, le supo a pura gloria. El 12 de diciembre de 1982 se tomó desquite con el Ahly levantando por primera vez la Copa de Campeones de Africa, al empatar en Kumasi 1-1 con el Asante Kotoko de Ghana, a quien goleó 3-0 en la ida. Y siguió coleccionando títulos de a pilas: tres Ligas entre 1985 y 1987, tres Copas entre 1983 y 1985, tres Recopas africanas entre 1984 y 1986 y la segunda de Campeones en 1987 frente a Al Hilal de Sudán (2-0 de local), el 18 de diciembre. Todo con goles y goles de su autoría, los que también realizó para llevar a la selección a los Juegos Olímpicos de Moscú 80 (donde no participó) y Los Angeles 84, donde le convirtió uno de gran factura a Costa Rica en el 4-1 que trasladó a Egipto a cuartos de final por primera vez desde Tokio 1964.
Sin embargo, todo ese palmarés era poco para sus sueños de ganar la Copa Africana, que no jugó por la retirada de su país en Libia 82 y otra vez le fue esquiva en 1984 en Costa de Marfil, donde igual que cuatro años atrás Egipto iba dos goles arriba de Nigeria y terminó derrotado en los penales, llegando cuarto por tercera ocasión consecutiva. Y tampoco pudo clasificarse para el Mundial de México 86, eliminado por Marruecos. Por lo que la cita de marzo de 1986 en su país, la última con los Faraones, tenía para él gran importancia.
Y por fin El Khatib hizo realidad su sueño. A pesar de no marcar goles, fue titular en todos los partidos y el 21 de marzo conquistó en el estadio Internacional de El Cairo la ansiada Copa Africana ante Camerún, al imponerse 5-4 por tiros desde el punto del penal tras el 0-0 en el juego. Ese gran partido fue justamente el gran final de su carrera con el equipo nacional, para el que dejó 60 presencias y 39 de sus goles.
Hablando de mover redes, continuó haciéndolo en el Al Ahly hasta que en 1988 se retiró debido a repetidas lesiones a través del tiempo (era siempre blanco de faltas por los defensores rivales por su habilidad) pero con toda la gloria: 199 encuentros, 145 tantos, 21 títulos y nombrado integrante del Comité Internacional de Fair Play al haber sido amonestado en toda su historia sólo 2 veces. Fue considerado, además, el mejor futbolista africano con el Balón de Oro de France Football en 1983, el mejor egipcio cinco veces, deportista árabe del siglo XX, mayor artillero de las Copas de Clubes de Africa con 37 goles en 49 encuentros, único de su nación en hacerse con el Botín de Oro y, en 2007, elegido segundo mejor jugador africano de los últimos 50 años por la Confederación Africana de Fútbol. Sin estadísticas de por medio, si sólo nos fijamos en su calidad, Mahmoud El Khatib fue un habilidoso, un goleador, una estrella y un verdadero faraón de la pelota.
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