[Por Diego Martín Yamus] Tanto en Senegal como en Europa, su presencia hizo referencia a goles y triunfos. Cualesquiera sea el equipo que haya integrado, Jules-François Bertrand Bocandé fue un auténtico romperredes y un líder nato para ellos. Aunque no jugó un Mundial ni fue un futbolista millonario, se destacó para convertirse en una estrella.
Nativo de Ziguinchor, sudoeste de Senegal, el 25 de noviembre de 1958, comenzó a los 20 años en el CASA Sport de su ciudad, donde ya en 1979 obtuvo su primer título, la Copa senegalesa frente al poderoso ASC Diaraf de Dakar, la capital. Ese mismo año lo completó debutando para la selección. Pero en 1980 tuvo un duro revés: tras marcar un gol en la primera final de la Copa local frente al popular Jeanne d´Arc, como el partido terminó 1-1 debió jugarse desempate por única vez en la historia de la competición y los de Dakar se impusieron 1-0; luego de que el árbitro hiciera repetir un penal fallado por el ganador, Bocandé no pudo contenerse y le dio un puntapié al juez, lo que le valió una suspensión de por vida para jugar en su país. Por suerte, un amigo de su familia, que vivía en Bélgica, lo llevó hacia su primera experiencia europea, no muy relevante en el US Tournaisienne de la Division 3 y más tarde en el modesto RFC Séresien de la D1, donde sin embargo el centrodelantero empezó a demostrar su capacidad goleadora con 40 tantos entre 1980 y 1984.
Pero fue la segunda mitad de los 80 su tiempo más próspero. Fichado por el FC Metz de Francia, en la temporada 1984/1985 fue parte de la enorme victoria en la Recopa europea por 4-1 sobre Barcelona como visitante, después de haber perdido 2-4 la ida de local, para pasar a la segunda ronda, mientras que en la 1985/1986 fue el máximo artillero de la Ligue 1 con 23 goles. Y llevó a Senegal a la Copa Africana de Naciones por primera vez tras 18 años, en 1986 en Egipto, con su triplete ante Zimbabwe en las eliminatorias para dar vuelta un 0-1, ganar 3-0 en Dakar y ser protagonista en la primera fase en el Grupo A, donde contribuyó al gran debut 1-0 sobre el anfitrión, marcó el segundo tanto del 2-0 a Mozambique y disputó el último encuentro ante Costa de Marfil, en el que los Leones de la Teranga cayeron 1-0 y Bocandé erró un penal que podría haberlos clasificado.
A continuación pasó al París Saint-Germain, donde sólo jugó un año e hizo 9 goles, y en 1987 al OGC Nice, donde ganó el Campeonato Nacional (categorías de ascenso) en 1989 y permaneció con buenos números de presencias y conquistas hasta 1991. En 1988 participó como invitado en el partido despedida del gran Roger Milla, con el que mantenía una gran amistad. Por su parte, con la selección tuvo su revancha en 1990: mientras Camerún y Egipto se preparaban para el Mundial de Italia, Senegal (que no había jugado las eliminatorias) obtuvo un excelente cuarto lugar en la Copa Africana de Naciones en marzo en Argelia, con Bocandé titular en los cinco encuentros, incluida la semifinal perdida ajustadamente 2-1 con el local y futuro campeón.
Dos años más tarde disputó su última CAN como futbolista en su tierra, donde marcó dos goles, uno de ellos su último ante Kenia en Dakar el 16 de enero, en el 3-0 que le permitió llegar a los cuartos de final, en los que cayó en el último minuto ante Camerún, retirándose con 73 presencias y 20 goles. Para ese tiempo ya militaba en el Racing de Lens, del cual se fue en 1992 para su última temporada activa, ahora en Bélgica y el Eendracht Alost, en el cual jugó 6 partidos y marcó 3 tantos colgando los botines en 1993.
Seguidamente tomó la selección como entrenador junto a su amigo y ex compañero nacional Boubacar “Locotte” Sarr, y ambos hicieron otro buen papel en la CAN de Túnez en 1994, volviendo a estar en los cuartos de final eliminados por Zambia, luego subcampeón; duraron en el cargo hasta 1995. Y ya no se supo más nada sobre él, hasta que sufrió un accidente cerebrovascular (ACV) que lo postró varios meses; pidió entonces a su amigo y ex presidente del Metz, Carlo Molinari, de organizar una operación, la que se hizo pero a la que no sobrevivió, falleciendo el 7 de mayo de 2012, con apenas 53 años, en la ciudad francesa donde había brillado en los 80. Pero la luz que Jules Bocandé dejó en su vida futbolística no se apagó: sigue encendida para recordar claramente cómo iluminó al fútbol de Africa y del mundo en sus mejores años.
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