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martes, 27 de octubre de 2015

Glorias de África: Aziz Bouderbala

[Por Diego Martín Yamus] Quizá no haya destacado por sus logros ni por sus goles, pocos para su faceta creativa. Pero su talento sí lo hizo sobresalir en Africa y en el mundo. Abdelaziz El Idrissi Bouderbala, Aziz Bouderbala, fue sinónimo de la expansión del fútbol del continente al conducir a su Marruecos entre los mejores.

El nacido en Casablanca el 26 de diciembre de 1960 era al principio una figura sólo en su país, en un tiempo en que los futbolistas no tenían una carrera tan meteórica como en la actualidad. Así estuvo en su primer club, el Wydad Athletic Club de su ciudad, el consagrado WAC, por siete años entre 1977 y 1984 antes de irse al exterior. En ese tiempo consiguió la mayor cantidad de sus títulos con 5, dos Ligas Botola en 1977 y 1978 y tres Copas marroquíes, en 1978, 1979 y 1981. A la vez, sus condiciones lo llevaron rápidamente a la selección, para la que jugó la Copa Africana de Naciones de Nigeria de 1980 como titular, ayudando a que se clasificara tercera. Ese mismo año marcó su primer gol, el 8 de junio, para ganarle a Túnez un amistoso de visitante 1 a 0, a los 39 minutos. 

Pero no fue sino hasta la mitad de la década cuando vivió su mejor época. En 1984 se fue de su país por primera vez para jugar en Europa, en el FC Sion de Suiza, al que le dio la Copa local de 1986 y mostró su calidad como mediocampista por la derecha. Y con su liderazgo y dos goles en las eliminatorias contribuyó a que Marruecos llegara por segunda vez a un Mundial, el de México 86, en el que no sólo Bouderbala se destacaría ya que con gente como Badou Zaki, Timoumi, Mustafá el Haddaoui o Khairi, Marruecos le empató a Polonia y a Inglaterra, derrotó a Portugal, llegó a octavos de final y puso en reales aprietos a la Alemania Federal subcampeona que lo venció 1-0 faltando 3 minutos. 

A pesar de una afección en su rodilla que no lo dejó mostrar su mejor forma en la Copa Africana de Egipto (donde fue cuarto) y en el Mundial, Bouderbala tuvo tal performance ese 86 que fue segundo de su compattriota Zaki en la votación para el Balón de Oro del continente. Entonces un periodista africano lo definió así: “Una flecha mezclada con una aplanadora, un golpe de puñal o de florete, un jugador espectacular y su calidad no deja de recordar a aquel Platini de clarividencia instantánea”. En México formó un gran mediocampo con Abdellmajid Dolmy, Mohamed Timoumi y Mustafá El Haddaoui que impulsó a los Leones del Atlas a semejante proeza.
Con la base exitosa del 86, Bouderbala y sus compañeros actuaron en la CAN en su país en 1988, donde el centrocampista disputó 4 encuentros y concluyó otra vez cuarto. Luego del Sion, se fue a Francia para defender primero al Racing Club de París entre 1988 y 1990 y Olympique Lyon hasta 1992. Jugó con su equipo nacional las eliminatorias para el Mundial de Italia 1990 sin éxito y marcó el último de sus 6 goles con los rojos el 12 de abril de 1991, el segundo del 2-0 a Mauritania como visitante, a los 66 minutos, en un partido por la fase previa de la Copa Africana de Senegal, torneo en el que puso fin a 15 años y 61 apariciones a su servicio el 14 de enero, en el estadio L´Amitié de Dakar, en el mediocre empate 1-1 con Zaire que los eliminó y que provocó la renuncia del entrenador alemán Werner Olk después del mismo. Más tarde emigró al GD Estoril Praia de Portugal y en 1993 se incorporó al Saint Gallen suizo para sus últimos dos años de carrera, que finalizó en 1995; aunque no era un goleador, el ex puntero derecho siempre dejó un buen promedio, totalizando 57 tantos en 249 encuentros.

Ya retirado, trabajó como director técnico deportivo en el WAC aunque no tuvo una trayectoria como entrenador. En 2006 la Confederación Africana de Fútbol (CAF) le reconoció sus méritos y lo eligió como uno de los mejores 200 jugadores africanos de los últimos 50 años. Actualmente reside en Cincinnati, Ohio, Estados Unidos, con su esposa y sus cuatro hijos. Como otras glorias de Africa, Aziz Bouderbala fue parte de una generación ganadora, como la del fuerte Marruecos de los 80. Y tal cual lo definiera aquel periodista, una flecha que señaló el camino del éxito y el reconocimiento. 

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