[Por Diego Martín Yamus] En esta segunda entrega de glorias hoy traemos un verdadero sinónimo de ellas. Quién imaginaría que un tal Albert Roger Mood Miller, nacido en Yaoundé el 20 de mayo de 1952, pasaría a la eternidad futbolística africana. Roger Milla fue, es y será una bandera del fútbol del continente luego de todo lo que hizo y representó para África, tanto en clubes como mucho más en su Camerún.
Milla era un chico de apenas 14 años cuando comenzó su gloriosa carrera en el Eclair de Douala, en 1966. Enseguida fichó por el Léopards de la misma ciudad; fue entonces que curiosamente cambió su apellido natal porque así sonaba más africano. Y allí comenzó con su especialidad goleadora: 89 goles en 117 partidos, y encima ganando con sólo 20 años la liga de Camerún en 1972. El éxito lo hizo consagrarse ya a nivel local con su paso en 1974 al Tonnerre de Yaoundé, donde aparte de marcar muchos tantos obtuvo otra vez ese 74 el campeonato local y dos Copas de Vencedores de Copa de Africa (1975 y 1976). Y más tarde al gran Canon de la capital, donde en 1976 ganó el título de mejor jugador del continente. Ese mismo año arrancó su andar arrasador en la selección de los Leones Indomables, de la que sería gran referente por 18 años.
En 1977 Roger comenzó su larga y exitosa campaña francesa, al principio sin gran suceso en el Valenciennes (77- 79) y As Mónaco (79- 80), aunque con éste ganó la Copa de Francia en 1980, pero donde igualmente mostró muy poco del potencial que lo había llevado hasta Francia. Recién en 1981, cuando pasó al modesto Bastia, pudo despegar con un gran nivel, otro montón de goles y una nueva Copa de Francia. Por supuesto que así fue llamado y participó para Camerún en las eliminatorias para el Mundial de España 1982, donde con sus goles llevó a su equipo nacional por primera vez al gran torneo; allí, igual que sus compañeros, hizo un gran papel y hasta sufrió aquellas dos injusticias arbitrales, un gol mal anulado contra Perú y un penal en su contra no cobrado ante Polonia. Pero se desquitó en 1984, donde ahora con el Saint Etienne consiguió la Ligue 2 y el ascenso, y sobre todo cuando lideró a su Camerún a su primera Copa Africana de Naciones, donde marcó un solo gol. No pudo clasificar a su país para el siguiente Mundial pero siguió su gran carrera en Francia, esta vez en el Montpellier, en el que fue traído en 1986 y se fue en 1989. Antes de que la década del 80 terminara, volvió a levantar la Copa Africana en 1988, siendo figura y contribuyendo con sus 2 goles. Parecía que, ya con 37 años, se retiraría de la gran actividad, como que en 1990 se marchó al modestísimo Saint-Denis de la isla Reunión, según dijo él “como una diversión”.
Pero paradójicamente Roger Milla aún no había escrito sus páginas más gloriosas. El propio presidente de Camerún, el hasta hoy vigente Paul Biya, pidió su regreso a la selección que se preparaba para otro Mundial, el de Italia 1990. Con 38 años, Milla fue incluido e ingresó en los segundos tiempos. Pero no fue un mero suplente: desde el banco llevó a su selección hasta los cuartos de final y fue pieza clave cada rato que entró. Prrimero con sus dos goles a Rumania en los últimos 14 minutos para el 2-1, y ni hablar de sus goles a Colombia en aquel imborrable alargue, primero con una gran definición arrastrando rivales y luego tras un enorme error del arquero Higuita para sellar un histórico 2-1 y festejar bailando alrededor de la bandera del córner, la imagen que lo retrató para siempre en su historia. De más está decir que ese 1990 fue elegido por segunda vez el mejor futbolista de Africa. Y en 1994, en Estados Unidos, con 42 años no sólo fue incluido una vez más en el plantel mundialista contra todas las polémicas posibles, sino que en el duro 1-6 ante Rusia igual fue el jugador de más edad en marcar un gol en una Copa del Mundo, a los 47 minutos de ese encuentro.
El broche a tamaña carrera fue esos años con la vuelta al Tonnerre Yaoundé, donde estuvo hasta 1995, y el exótico Pelita Jaya de Indonesia, donde se retiró en 1996. A su retirada, la Federación camerunesa le ofreció el puesto de director administrativo de la selección y posteriormente ocupó cargos en el Ministerio de Deportes de Camerún. Actualmente, Roger Milla es embajador de la UNICEF en su país, aunque en más de una ocasión ha manifestado que le gustaría ser Presidente de Camerún. Un tremendo goleador, un tremendo ganador, un enorme símbolo para sus compañeros y compatriotas y para el fútbol del continente, Roger Milla fue por algo consagrado el mejor delantero africano de la historia. Y para los espectadores del mundo, uno de los más grandes de siempre.
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