Tras la muerte del jugador camerunés Albert Ebossé, del Jeunesse Sportive de Kabylie argelino, el último sábado tras el 1-2, en casa ante el USM Alger por la segunda jornada del Campeonato de Fútbol de Argelia, los dirigentes del fútbol de aquel país decidieron suspender la liga doméstica para el fin de semana que viene en homenaje al jugador y también en protesta por el accionar violento de los hinchas en los estadios. A través de un comunicado oficial, anunciaron también que la familia del jugador recibirá una indemnización de diez millones de dinares (100.000 dólares) como así también el valor de su contrato hasta la fecha en la que hubiese expirado el vínculo con el JSK.
En la jornada del lunes, tuvo lugar el funeral de Ebossé y los sentimientos de tristeza de aficionados, dirigentes, familiares y compañeros se hicieron presentes. Una gran cantidad de gente se acercó a despedir al que fuera goleador del equipo de Kabylie. Justamente una bandera de esta, que es una región del norte de Argelia, protegía el ataúd del camerunés.
El belga Hugo Broos, entrenador del JSK, dialogó con el Diario RTL de su país y contó lo que vivió el sábado recordando a Ebossé con gran cariño. "El partido terminó y Ebossé se dirigía a los vestuarios. Antes de abandonar el campo, él todavía estaba con su capitán, aplaudió al público dándole las gracias por el aliento que les proporcionan. Dirigió un gesto para que los aficionados mantenga la calma y allí fue cuando fue golpeado en la cabeza por un proyectil. No fue una moneda sino una piedra, una piedra de un kilo tal vez. Este proyectil fue el que lo mató (...) La agresividad es permanente en Argelia. Graves incidentes marcan la liga cada semana", expresó. "Albert era un tipo muy agradable, lleno de excelente mentalidad. Fue el máximo goleador de la temporada pasada. La peor parte de esta tragedia es que él acababa de ser padre de una niña. Tenía 26 años", concluyó Broos, que ante esta situación muchas veces duda de continuar en su cargo.
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