Juan Ignacio Incardona es un argentino que está realizando una travesía por el continente africano. Ya estuvo en Marruecos, Egipto, Sudán, Etiopía, Kenia y Tanzania, donde aún permanece. No deben ser muchos los argentinos que vivieron y sintieron el Mundial de Brasil desde África. Por eso, rescatamos algunas cosas interesantes al respecto, que este joven retrata tan bien en Próxima Rotonda, su diario de viaje.
A lo largo del Mundial, "en la TV se mostraban todos los partidos, programas especiales analizaban el juego, y las grandes marcas hicieron sus tradicionales publicidades con alusiones a la gran competencia mundial. Si amigos, lamento comunicarles que Coca Cola no es hincha de Argentina, o del país del que sean, también “alienta” a los africanos. En la publicidad de esa gaseosa hacían hincapié en que todo el continente apoyaba a los cinco equipos que lo representaron. El slogan era que estas cinco selecciones tenían detrás “un billón de hinchas” africanos apoyándolos".
"En la TV estaban los típicos analistas trajeados con sus pantallas touchscreen gigantes atrás donde manipulaban símbolos que representaban a los jugadores, moviéndolos sobre un campo de juego ficticio, y discutían sobre estrategias y decisiones de los entrenadores.
Pero también había programas más informales. En Kenia había un canal que invitaba a televidentes a dar su opinión de los partidos. Los conductores vestían camisetas de los equipos que jugaban ese día, y llevaban gente al piso que tenía una especie de rol pedagógico, ya que explicaban cosas básicas del juego, que en una discusión en Argentina se dan por sentadas y no se mencionan si quiera, como por ejemplo cuando explicaban cuándo era offside o el rol del cuarto árbitro".
"En la calle los bares se poblaban de fanáticos, pero en muchos de ellos la música estaba más alta que los relatos y la gente bailaba mientras miraba de reojo los juegos. En algunos lugares, como los partidos eran de noche, muy tarde para el ritmo de vida de los países africanos, que arrancan los días muy temprano y se acuestan antes de las 12, no dudaban en apagar la TV y cerrar sus puertas en el entretiempo de un partido. En Tanga, Tanzania, no me dejaron ver el final de Colombia-Uruguay. “Mañana será otro día” dijo la moza cuando apagó la TV en el entretiempo".
"En los diarios las noticias también reflejaban lo que sucedía en la Copa del Mundo, pero desde la perspectiva local. Varios días fue tapa de los matutinos de Kenia el jugador belga Origi, ya que nació en Kenia y se convirtió en el primer keniano en hacer un gol en un mundial.
Sin representantes africanos en las finales, la mayoría estaba con los brasileros, y se decepcionaron con la aplastante victoria alemana. La euforia bajó un poco con la pronta salida de las selecciones del continente negro, pero de todos modos el gran evento del año siguió estando en la mira de todos".
La Final
En uno de los laterales del mall Mlimany city de Dar Es Salaam, de una sola planta y extenso a lo largo, la marca de gaseosas presente en todo el mundo montó una pantalla gigante para trasmitir los partidos del Mundial. Allí vio la final Juan Pablo, junto a dos tanzanos amigos, Slim y Muro.
"El gol de Alemania se gritó fuerte. Slim y Muro se quedaron sentados en un respetuoso silencio a mi lado y pidieron a los de adelante que se sienten rápido para no taparnos la visión. Algunos empezaron a correr en círculos en el pasillo de diez metros que quedaba entre la pantalla y la primera hilera de asientos, y daban alaridos eufóricos. Un moreno flacuchón sacó la bandera de Alemania que flameaba como parte del decorado del lugar, en los mástiles que cercaban el predio, y desfiló varias veces frente a la pantalla generando arengas de los presentes.
“Vamos que todavía no terminó el juego.” Muro intentaba darme ánimos, pero ya estaba todo dicho, ganó la selección que más intentó y que mejor jugó, no hay discusión posible.
“Bueno hermano, lo lamento, felicitaciones por el segundo lugar”, me consoló Slim. “Quería que gane Argentina por Messi… ¡Uy! Como se hubiera puesto de celoso Cristiano Ronaldo…”, completó el moreno flaco y alto, que como suvenir se llevó la bandera de Brasil del decorado a su casa".
"La mayoría de los tanzanos querían que los locales se queden con el título pero se decepcionaron con el equipo de Scolari.
Volvimos al cuarto de Slim en silencio, sabían que estaba golpeado; recién comentaron algo del juego cuando llegamos. “No se pueden fallar esas ocasiones contra Alemania; no te perdonan”, concluyó Muro".
No hay comentarios:
Publicar un comentario