El trotamundos francés Philippe Troussier es un entrenador y seleccionador atípico, que ha transmitido su pericia en prácticamente todos los continentes. Está acostumbrado a los desafíos exóticos, y suele recalar en lugares poco apreciados del mundo del fútbol. En su historial figuran además varios logros de gran resonancia, especialmente en África y Japón. El técnico, que dirige en estos momentos al Shenzhen Ruby, de la RP China, habla con FIFA.com del desarrollo del fútbol.
Usted ha dirigido a las selecciones de Costa de Marfil, Sudáfrica, Marruecos, Nigeria y Burkina Faso. ¿Qué vínculos tiene con el fútbol africano, y con qué dificultades se encontró?
África es el continente en el que se tiene la sensación de poder encontrar a un futbolista excepcional por la calle, en una esquina, jugando con un trozo de trapo o una lata de conservas. Yo creo que es, en cierto modo, el corazón del fútbol. Este fútbol representa una gran parte de mi vida de educador. Choca con problemas organizativos, principalmente, que provocan una pérdida de energía, y por desgracia eso hace que el rendimiento se resienta. Por ejemplo, los africanos que juegan en Europa, en clubes muy estructurados, en los que la disciplina es muy estricta, están completamente desorientados al volver a su país, donde no hay tanto rigor. Hay una auténtica falta de infraestructuras, de experiencia y de formación de los entrenadores. Aun así, el continente progresa. Y ahí hay que subrayar el trabajo de la FIFA, que a través de sus cursos y sus prácticas, y gracias a los proyectos Goal, mejora activamente el fútbol de numerosas asociaciones africanas.
¿Cuáles son las principales diferencias relacionadas con el enfoque del fútbol entre los continentes africano, europeo y asiático?
En África el fútbol es muy individual, y en Europa un poco menos. Allí la noción de colectivo está menos presente. Fijémonos en el ejemplo de Japón, que tiene una percepción del fútbol diluida en un concepto colectivo, allí la percepción del juego es diferente. Hay un centenar de jugadores que pueden aspirar a jugar en la selección, al contrario que en algunos países europeos, que paradójicamente forman a cientos de jugadores capaces de competir en el más alto nivel. Las mentalidades difieren según los países.
Entrevista completa aquí Fifa.com
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