[Vía Marca.com] David Álvarez (Avilés, 1984), o mejor dicho, Kily, es un tipo sin complejos. Jugar en la Tercera división española, "en el Langreo, y a mucha honra", no le ha creado ningún complejo cada vez que ha salido a defender los intereses de Guinea Ecuatorial en la Copa de África. Al contrario, porque tanto para el lateral derecho de los 'Nzalang' y para muchos de sus compañeros este torneo está sirviendo para reivindicar la calidad del jugador humilde y esforzado que se deja la piel cada fin de semana en terrenos de juego con 500 o 1.000 personas en las gradas, lejos del campo de acción de las cámaras de televisión y, por ende, de la fama.
Es por eso que los cuartos de final ante Costa de Marfil de este sábado no será un partido cualquiera. Kily y sus camaradas lo saben y se han conjurado para hacer del estadio Nacional de Malabo un cementerio para 'elefantes'.
Para un futbolista aficionado, que ha hecho casi toda su carrera en equipos de segunda y tercera fila de España, ¿qué supone estar aquí y ser considerado el mejor lateral derecho del torneo?
Pues es algo alucinante. La verdad es que no esperaba que las cosas me salieran tan bien. Ojalá me sigan saliendo igual, no pido ni mejor, ni peor. Y que el equipo dé la cara el sábado y pase la eliminatoria. Será difícil, eso está clarísimo, pero no es imposible.
Seguramente no contaban con llegar hasta los cuartos. Pero una vez aquí, ahora no se conforman...
Ni nosotros, ni la afición ni el pueblo guineano pensaba que íbamos a llegar a la siguiente fase, pero una vez que hemos pasado, yo al menos no me conformo con esto. Quiero seguir pasando de rondas y llegar lo más lejos posible. Nos ha tocado el hueso de la Copa, de eso no hay duda, pero ojalá que vayan un poquito de sobrados y demos la sorpresa.
Porque para los 'Nzalang', Costa de Marfil es el 'top' de la CAN, el rival que queríais evitar a toda costa.
Sí, está claro. Por nombres y como equipo es el mejor con diferencia. Luego hay otras selecciones con muy buena gente, pero Costa de Marfil es un auténtico equipazo. Pero vamos a ver. Ojalá salgan confiados de que nos van a ganar fácil. Si es así, se van a llevar una buena sorpresa porque vamos a salir al 200%. El equipo va a estar juntito e intentaremos aguantar la primera parte como sea. Y después, en cuanto se abran un poquito, tratar de hacerles daño con la gente de arriba, como Balboa, Iván, Randy y Thierry.
Una pena tener que jugarse los cuartos con los que han sido sus vecinos de piso hasta hace dos días.
Pues sí que lo es. No creía que iban a ser tan buenas personas y tan majetes. Nos hemos hecho fotos con ellos y hemos estado en el hall tomando algo juntos a la noche. Súper buena gente de verdad. Y te das cuenta que aunque jueguen en el Chelsea, el Arsenal en Turquía o en otros grandes clubes, son gente como tú, muy amables.
En la calle existe un optimismo desmesurado en que van a pasar. ¿En el vestuario lo ven tan claro?
Yo por lo menos sí. Y con los compañeros con los que he hablado, también. Si hacemos las cosas como con Libia y Senegal, podemos pasar. Ya vimos contra Zambia que en el momento en que bajamos un ápice el ritmo de apretar y de correr todos, somos una auténtica banda. Es así. Como no estemos juntos, nos pasarán por encima y nos meterán una goleada, y eso yo no lo quiero. Soy un ganador nato y no me gusta perder ni en las pachangas. Quiero hacer buen partido y ganar.
Ese golazo ante Senegal va a ser difícil de olvidar el resto de su vida.
Olvidar y repetir (risas). Sinceramente, no creo que repita un gol así. Es que además fue en un momento increíble, después de que ellos empataran a última hora. Nosotros pensábamos ahí que incluso podíamos perder. Pero me tocó a mí, controlé, vi portería y no pensé que iba a salir tan fuerte ni tan colocado.
¿Cómo es posible armar en tan poco tiempo un equipo que parece que lleva años jugando juntos?
Eso es porque somos una familia. Ya ves que estamos por el hotel todos juntos, de risas, que pasamos la noche todos en una habitación hablando, soñando, nos vamos al bar a tomar algo juntos... Es un ambiente de aficionados que luego se nota en el campo. Si yo no llego a cortar un balón, el que está detrás hace un esfuercito más y llega. Vamos todos a una.
El 'tiqui-tica' se está haciendo un hueco en un continente que no estaba acostumbrado a este fútbol de toque que hace Guinea.
Si se da cuenta, somos un fútbol africano atípico. Todos jugamos en España, somos casi todos de mezcla, no somos africanos puros, al menos de madre y padre. Por eso no nos va tanto el fútbol físico como al resto. No tenemos esa fortaleza física y nos va más el toque. Creo que junto a Túnez y Marruecos hemos hecho hasta ahora el mejor fútbol, de calidad. Ojalá sigamos así.
El sábado le tocará vigilar a un tal Gervinho. ¿Se cortará en sus constantes idas y venidas por el carril?
Hablé con él el martes para ver si nos cambiábamos la camiseta al final y me dijo que sin problema, que encantado. Y ya le dije que le iba a tocar correr detrás mío porque yo voy a tirar para arriba como si fuera cualquier otro equipo. Espero que me salga un buen partido porque quizás sea ésta mi última oportunidad para fichar por algún club de mayor nivel. Pero, ante todo, que ganemos.
¿Es cierto que le han llegado ofertas estos días para salir del Langreo? ¿Tiene algún objetivo in mente?
Sería un sueño poder jugar en Primera, pero tanto Inglaterra, Italia, Francia e incluso Rusia, me encantarían. ¿Si tuviera que elegir? Me iría a la Premier. Me fascina porque es muy dinámica, de ida y vuelta, se adapta más a mis cualidades. No me considero un jugador técnico, yo soy más de subir y bajar. Pero es que además que gusta muchísimo esa liga, todo lo que la rodea. Es puro espectáculo. Pero no decarto nada. Estos días me han llamado de muchos sitios diciéndome que tenía ofertas, pero a día de hoy nadie me ha puesto un contrato encima de la mesa. Ojalá me salga algo. Y si no, pues seguiré siendo jugador del Langreo y estudiando mis oposiciones para subalterno de la universidad.
Va a ser dura la vuelta: de marcar a Gervinho o Niang, a jugar en los campos de Tercera.
Sí, algo así como despertarse de un bonito sueño. Pero no pasa nada. Yo soy un tío muy tranquilo, muy normal. Volveré a Asturias, quedaré con mis amigos para tomar cervezas, veré a mi familia y me partiré los cuernos porque mi equipo gane, se meta en la Liguilla y podamos ascender a Segunda B.
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