[Vía Fifa.com] El próximo 11 de diciembre, el Espérance Sportive de Túnez (EST) tiene una cita en Nagoya para escribir un nuevo capítulo de su larga historia. El flamante campeón de África se medirá allí al Al-Sadd qatarí en cuartos de final de la Copa Mundial de Clubes de la FIFA 2011.
La historia de Yannick N’Djeng con el decano de los clubes tunecinos no ha hecho más que empezar. Y a pesar de eso, una gran parte de la animación ofensiva esperancista reposará sobre los hombros de este corpulento principiante. FIFA.com se ha entrevistado con el camerunés pocos días antes de la gran expedición a Osaka, base del campamento tunecino, a la que él y sus compañeros viajarán con antelación para acostumbrarse a las condiciones climáticas y la diferencia horaria.
N'Djeng llegó al Espérance con el rango de segundo máximo goleador de la liga argelina a sus tan sólo 21 años, y con rasgos físicos que recordaban extrañamente al antiguo ídolo ofensivo local, Michael Eneramo. En consecuencia, el ariete suscitó inmediatas expectativas en el corazón de los seguidores de los Sangre y Oro. Pero el jugador parece soportar con holgura esa presión.
No se le ocurre compararse con su predecesor, ni tampoco se obsesiona por el caudal de su cuenta goleadora. "Yo juzgo a un delantero centro por el número de partidos ganados, incursiones o pases, no solamente por la cifra de sus goles", afirma rotundo cuando le pedimos su retrato del delantero ideal. "Yo prefiero a los delanteros como Fernando Torres, que no para de trabajar para el equipo. Correr para el equipo, buscar espacios para el equipo, también me da placer. Yo siento la necesidad de ponerme al servicio del colectivo".
Talento en todas las líneas
Este oriundo de Yaundé no es de los que sólo duermen bien después de haber sacudido las mallas rivales. "Sin un buen equipo a mi alrededor, difícilmente puedo marcar la diferencia", prosigue. "Para mi rendimiento sobre el terreno de juego, es muy importante que esté bien rodeado". No es un mal criterio para un atacante que estima que los efectivos del coloso tunecino rebosan de calidad en todas sus líneas, "desde el portero hasta la delantera, pasando por el banquillo de reservas". Cabe destacar que, en el ataque, nuestro hombre hace maravillas. Cuando no gravita sobre la defensa contraria, es para asistir mejor a sus compañeros. Sus pases son simples y directos y, aunque la técnica es un arte que domina, nunca le gusta abusar de ella.
El romperredes, que vino desde el club argelino JSM Bejaïa a mediados de este año, ha podido contar con un guía de lujo para perfeccionar su integración en el seno del conjunto tunecino: su compatriota Banana Yaya. El esbelto defensa central es uno de los pilares del entrenador Nabil Maaloul, y tiene admiradores en el vestuario. "Yaya es muy fuerte, muy tranquilo, con una gran inteligencia de juego y una capacidad impresionante para imponerse en los unos contra uno", señala N'Djeng a propósito del zaguero, que a sus 20 años acaba de festejar su primera convocatoria con los Leones Indomables. El ejemplo de Yaya le está dando a N'Djeng la idea de demostrar que no todos los mejores futbolistas del país están en Europa.
Concentrado en el presente
La llamada de los directivos del Espérance a este joven dúo de Camerún no es fruto del azar. "A menudo nosotros tenemos ese plus de fuerza física, de ganas de ganar, de garra", opina el reciente campeón de África, que vuelve a recalcar la importancia de sus camaradas en esa conquista: "¡Yo no habría podido hacer nada sin un buen equipo!".
Apodado Mboma en referencia a su ilustre precursor Patrick que, por cierto, dejó muy buenos recuerdos en Japón (acaso sea un presagio) N'Djeng esperaba evolucionar en uno de los principales protagonistas de la Liga de Campeones africana al fichar por el Espérance. Y acertó de pleno. Cinco meses más tarde, levantó el trofeo continental de clubes y adquirió el privilegio de competir en la cita mundialista que se va a celebrar en el país del Sol Naciente. Se trata de una de las primeras líneas en un palmarés que no tardará mucho en engrosar. En cualquier caso, este admirador de Ronaldo —"el brasileño", puntualiza— no piensa más allá de su próximo obstáculo, a imitación del triunfal recorrido del EST en África. "Nos tomábamos los partidos uno por uno, siempre con la idea de que la Copa esperaba al final, pero manteniendo nuestra concentración sobre el momento presente".
Y bien concentrados tendrán que estar él y sus compinches en el encuentro contra el Al-Sadd, si quieren tener el honor de enfrentarse al FC Barcelona en semifinales. Sería un partido muy especial para este seguidor declarado del Real Madrid. Aunque su leitmotiv siga siendo ayudar a sus compañeros, seguro que ese día a N'Djeng no le importaría que sus compañeros lo ayudaran a él a lucirse…
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