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domingo, 16 de octubre de 2011

La otra rebelión Libia

[Isaac Asenjo en Elcorreo.com] «¡Se lo dedicamos a todos los libios, a nuestra revolución!». Samir Aboud, a sus 39 años, se ha convertido en un héroe nacional junto a sus compañeros de la selección de fútbol después de varias décadas donde el único ídolo permitido era el dictador Muamar el Gaddafi, en busca y captura tras ser derrocado por los rebeldes hace unos meses en el conflicto interno que vive el país tras más de cuarenta años de dictadura.

Y es que el país, en plena Guerra Civil, encuentra en el fútbol un balón de oxígeno tras clasificarse para la próxima Copa de África 2012, que se disputará el próximo enero en Gabón y Guinea Ecuatorial. Será la tercera vez que disputen el torneo y en esta ocasión tiene más mérito si cabe debido a que la Liga nacional lleva paralizada desde el pasado mes de marzo dada la situación del país. La actuación de Samir Aboud, guardameta del equipo, fue fundamental en el último encuentro jugado ante Zambia, donde los hombres del técnico brasileño Marcos Paqueta sellaron su pase. «Es un día histórico para nosotros», declaró el seleccionador, que lleva seis meses sin cobrar su sueldo.

Mientras siguen los combates en Sirte, uno de los últimos bastiones del depuesto líder, el pueblo se unió para ver sus nuevos héroes, esos a quienes no se podía nombrar durante las retransmisiones televisivas puesto que los narradores los tenían que identificar por el dorsal que llevan en sus camisetas. Éstos debían evitar que nacieran nuevos ídolos en la nación pues ese privilegio está destinado a la familia de Gaddafi.

Desde su anterior encuentro, el pasado 3 de septiembre ante Mozambique, juegan bajo un nuevo himno y una nueva bandera que sustituyó a la enseña verde del régimen del dictador. Un claro ejemplo del antes y después desde la rebelión iniciada en febrero. La mayoría de los integrantes de la selección pertenecen a Bengasi, principal reducto de los rebeldes y varios de ellos estaban pocos días antes pegando tiros en el frente. Además ya no cuentan con la estrella del equipo y uno de los mejores jugadores libios de todos los tiempos, Tarek Tayed, un «profundo gaddafista» que se refirió a los rebeldes como «perros y ratas».

Vestidos con un uniforme blanco y un mapa del país en el pecho con los colores rojo, verde y negro, los jugadores culminaron la proeza tras acabar la fase de clasificación invicta, con un solo gol encajado y disputando cinco de los seis encuentros fuera del país, incluidos dos como local en terreno neutral (Bamako y El Cairo) ya que la seguridad no estaba garantizada. Las lágrimas, esta vez de alegría, aparecieron sobre el césped y las celebraciones se multiplicaron en las calles de Trípoli.

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