[Vía Fifa.com] Negro y blanco. Lucas Radebe y Mark Fish formaron la pareja de centrales de aquella legendaria selección de Sudáfrica que en 1996 alzó la Copa Africana de Naciones. Uno y otro llegaron a jugar en las máximas competiciones europeas. Radebe fue capitán del Leeds United que alcanzó las semifinales de la Liga de Campeones de la UEFA, y permaneció una década en Elland Road. Fish, por su parte, militó en las filas del Lazio en la Serie A italiana, y en la Premier League inglesa defendiendo los colores del Bolton Wanderers y del Charlton Athletic.
Juntos escribieron un libro, Madiba’s Boys, en el que describen el contraste entre sus vidas a uno y otro lado de la línea divisoria que separaba las razas en Sudáfrica. Fish, hijo de madre soltera, se crió en un entorno humilde y de clase obrera, pero se benefició del sistema del apartheid, que mantenía legalmente oprimida a la población negra. Radebe nació en Soweto: además de recibir un disparo en la pierna durante las protestas contra el sistema, sufrió en sus propias carnes la segregación institucionalizada que imperaba en la época.
En la actualidad, uno y otro son embajadores del fútbol, muy respetados por su contribución al regreso de Sudáfrica a la primera línea del fútbol mundial tras décadas de aislamiento. También por su condición de símbolos de unidad entre las razas. Como parte de esta sección de entrevistas dedicada a la lucha contra la discriminación, FIFA.com habló con ambos acerca de la lacra del racismo.
Radebe: Sí, desde luego, en el sentido de que, por nuestro color de piel, nunca recibimos la educación adecuada y se nos abandonó a nuestra suerte. Nos faltan conocimientos, nos falta perspectiva. Es como si constantemente tuviéramos que recuperar el tiempo perdido. La oportunidad nos llegó tarde, y únicamente por nuestro talento en el fútbol.
Fish: Para mí fue diferente, claro, pero muy probablemente los efectos persistan durante mucho tiempo en la sociedad. Tuvo que pasar algún tiempo desde las primeras elecciones de 1994 en Sudáfrica para que la gente disfrutara de una oportunidad real.
¿Ha influido la discriminación en su carrera futbolística?
Radebe: El racismo que conocí en las gradas europeas me ha servido de acicate y me ha hecho más fuerte. Se me hace raro decir esto, pero a veces fue positivo. Cuando echo la vista atrás y pienso en mi carrera, veo que me esforcé siempre para demostrar a los racistas sus injusticias. Yo no sufrí demasiadas, pero en las pocas que recibí se ensañaron. Fue muy doloroso.
Fish: Yo era uno de los pocos jugadores blancos en un club negro, y nunca tuve problemas. Y si alguna vez se discriminaba a alguien, daba la impresión de que intentaban hacer como si no pasara nada y seguir a lo suyo, de que intentaban trascender la situación.
¿Creen que el fútbol ha contribuido a derribar las barreras de la discriminación?
Radebe: El fútbol ha contribuido de forma decisiva a reducir la discriminación y unificar todas las razas. En Sudáfrica, desde luego, ha ayudado muchísimo. Hemos conseguido alcanzar un punto en el que la gente casi no se fija en el color de piel, y eso es magnífico, tanto para el país como para el continente africano. Pero tenemos que seguir llamando la atención sobre los peligros de la discriminación.
Fish: Creo que el fútbol ha sido un factor muy importante. Basta con ver cómo ha servido para unir a los sudafricanos desde 1996. Ha sido increíble. Pero, desde la Copa Mundial de 2010, me ha sorprendido la cantidad de afrikaners, gente que hasta entonces jugaba exclusivamente al rugby, que se me ha acercado para saber dónde puede llevar a sus hijos para que jueguen a fútbol. Este interés demuestra la capacidad que tiene nuestro deporte para derribar fronteras.
¿Llegaremos a ver una sociedad sin discriminación?
Radebe: Yo así lo espero, desde luego. Creo que es posible. Y creo que es especialmente posible en Sudáfrica, ahora que tenemos democracia y libertad. Evidentemente, la discriminación todavía existe. Confiemos en que algún día termine y vivamos todos en armonía.
Fish: La sociedad avanza por el buen camino, eso es cierto, pero me apena el trato que todavía reciben futbolistas como Samuel Eto’o, o que se insulte a los jugadores negros de la selección inglesa cuando juegan fuera de su país. En esos momentos pienso que aún nos queda mucho trecho por recorrer, pero esperemos que las actitudes cambien.
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