[Por Dani Vicente en Elfarodigital.es] Si a un aficionado al fútbol se le pregunta por Costa de Marfil, no dudará en señalar a dicho país como cuna de grandes futbolistas, surgidos prácticamente de la nada en los últimos años. El delantero Didier Drogba, del Chelsea inglés, es el principal ejemplo. Aquí tenemos a nuestro particular futbolista costamarfileño, de 22 años y de nombre Modeste Gnakpa, cumpliendo su segunda temporada en las filas de la Asociación Deportiva Ceuta. Vive un buen momento deportivo, recuperada la titularidad y autor de uno de los dos goles que le dieron la victoria a su equipo el domingo pasado, el Yeclano.
Pero Modeste no es feliz. No puede serlo. Su país se encuentra enfrascado en pleno conflicto, y a pesar de que los medios de comunicación hablan de vuelta a la tranquilidad tras la captura del ex presidente Laurent Gbagbo (que no aceptó la decisión de sus paisanos en las urnas), el futbolista no se fía. “Los periódicos y las televisiones mienten”, afirma sin dudar, “los que de verdad saben lo que pasa son los que viven allí”. Su principal fuente de información es internet. “Me conecto para saber qué dice la gente de Costa de Marfil, todo lo demás que se publica es mentira”, insiste.
Con tres años, partió con su padre hacia Francia, en busca de una vida mejor, y acabó jugando al fútbol en las categorías inferiores del equipo de su ciudad, Marsella, y después en el Auxerre, hasta que por los avatares del destino lo devolvieron a África. Su madre se quedó en Costa de Marfil, muy cerca de Abiyán, donde vive con sus tres hijos y una hija, todos menores que Modeste. “Estoy intentando llamarla desde hace cinco días y no consigo hablar con ella”, explica tristemente, “estoy muy preocupado, no me coge el móvil. Lo único que quiero es que me diga que está bien”.
Sí habla con su padre, Simon, “él comprende mi preocupación. Madre sólo hay una. No dos. Me anima a pensar en positivo, a concentrarme en el fútbol. Tampoco puede hacer nada”. La familia es un pilar fundamental para Modeste, “todo el dinero que gano con el fútbol es para ellos”, explica, “es lo que pasa con los futbolistas africanos”.
A pesar de que tanto el mencionado Drogba como su compañero de equipo, y también de selección, Salomon Kalou, han hecho pública su preocupación, Modeste no se compara con ellos. “Ellos tienen mucho dinero”, explica, “llaman a Costa de Marfil y dicen, ‘proteged a mi familia’, y así es, pero yo tengo 22 años, y no puedo hacer absolutamente nada”. No puede culpar a nadie, o no sabe a quién. “Unos hablan del presidente de Costa de Marfil, otros del de Francia o de Estados Unidos. Los que de verdad sufren son los que viven allí”.
De las pocas veces que ha podido hablar con su madre, Jacqueline, el panorama no es precisamente esperanzador, “apenas tienen algo que comer, no pueden salir a la calle a comprar. Hay gente muy peligrosa, loca”, explica con gesto serio, “cuando hablé con ella, habían pasado cinco días sin agua”. Su principal sensación es la de impotencia. “No puedo hacer hada”, señala, “sólo estar tranquilo y esperar. Ir sería un error, es demasiado peligroso”.
El día a día no está siendo fácil para Modeste, sobre todo los días en los que no se puede poner en contacto con su familia. “Duermo mal, me despierto por las noches. Me cuesta descansar”, dice.
Su profesionalidad florece cuando habla de su convivir con el vestuario mientras sufre esta situación. “El mister lo sabe, y la directiva, pero los jugadores no. Sólo unos pocos. Tenemos un objetivo, el play-off. Ahí se habla de fútbol, sin distracciones”.
También asegura que mantiene la concentración mientras pisa el terreno de juego, “ahí trato de olvidar mis problemas y jugar lo mejor posible”. Ha de ser verdad cuando se recorrió todo el campo de ‘La Constitución’ para hacerle el segundo al Yelcano. Un auténtico golazo. “Trato de desconectar cuando estoy con mis amigos”, asegura, “y nos reímos y todo. Pero son sólo unos minutos. En seguida vuelvo a pensar en mi familia”.
Modeste ve complicado pasar las vacaciones en Costa de Marfil. “Cuando tengo un poquito de tiempo me gusta ir a ver a mi madre, pero este año lo veo difícil”, reconoce. “Ahora la gente habla de calma”, insiste, “pero en África en tres o cuatro días vuelve a pasar lo mismo, no te puedes fiar”. Se lamenta de la situación política en Costa de Marfil. “Un presidente no puede estar treinta años en el cargo”, opina, aunque tampoco le da el visto bueno al electo Alassane Ouattara, “es un títere de Francia, su presidente tiene la culpa de todo esto”, dice, “no es nacido en Costa de Marfil, hay mucho cacao y petróleo, muchos intereses, lo único que quieren es llevarse el dinero”.
Joven, pero sin un pelo de tonto, sin lugar a dudas, aunque prudente, “es mejor no hablar mucho de todo esto. Los futbolistas no podemos hablar de política. No está prohibido, pero es mejor no hacerlo cuando tienes tu familia allí. Los pueden matar”. Un relato sin lugar a dudas escalofriante, del que es difícil desprenderse para dar importancia a algo tan simple como es un partido de fútbol. Pero Modeste lo intenta con todas sus fuerzas, “a veces estoy algo nervioso y lo pago con mis compañeros. Les pido perdón, ellos no tienen la culpa. Trato de centrarme en mi fútbol”.
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