[Vía FútbolPrimera.es] Inglaterra y Ghana jugaron el martes por primera vez en su historia. El empate a un gol cerró un partido que no será recordado precisamente por su buen juego pero que sí ha servido para rescatar del olvido a un pionero del fútbol africano, al primer jugador negro que jugó en la liga inglesa y cuyos orígenes remontan precisamente a lo que hoy es Ghana.
Arthur Wharton nació en la colonia conocida como Costa de Oro en 1865. Hijo de un ministro metodista y de la princesa de una tribu, trabajó en la misión y junto a su familia volvió al Reino Unido en su adolescencia. Allí conoció un mundo nuevo, en el que el deporte comenzaba a despuntar entre las clases populares y donde surgían como setas las primeras competiciones. En el viejo Stamford Bridge llamó por primera vez la atención en una carrera de cien yardas de la Amateur Athletic Association. Su extraordinaria condición física le permitió bajar de 10 segundos, todo un récord en la época. Practicó multitud de deportes, pero fue al fútbol al que le dedicó más tiempo en su vida.
Jugó en el principio de los tiempos de la liga inglesa. Debutó como amateur en el Darlington, con quien alcanzó una semifinal de la FA Cup. Llamó la atención del mítico Preston Noth End, uno de los mejores equipos de la época, y se convirtió en su portero titular, precisamente en la temporada en la que fraguaron su leyenda. Fueron el primer equipo que completó una liga sin perder un solo partido, lo que les hizo ganarse el sobrenombre de 'The Invincibles'. Años más tarde, se recuperó el apodo para referirse al Arsenal de Henry y compañía, que repitió la hazaña que Wharton se encargó de completar en 1889. Ese año, en Preston la fiesta fue completa ya que se consiguió el doblete de liga y copa, el primero de la historia de Inglaterra.
Continuó su carrera en el Rotherham Town, para jugar más tarde en el Sheffield United, el Stalybridge Rovers, el Ashton North End, el Stalybridge Rovers y acabar su carrera en 1902 en el Stockport County. Marcó la diferencia en la época, sobre todo en la única temporada que jugó en Rotherham, donde las crónicas de la época destacan su fuerza, su potente salto y su control del balón. Características nunca antes vistas en un portero.
Una vez retirado, su color de piel y el nacimiento de las primeras estrellas inglesas hicieron que Arthur Wharton acabara en el olvido. Murió en 1930 y fue enterrado en una tumba sin lápida y sin identificar. Sólo el empeño de su nieta, Shelia Leeson, y el trabajo de la asociación Football Unites, Racism Divides ha permitido que las arenas del tiempo no tapen su legado. De hecho, su tumba ya tiene lápida y antes del partido de anoche en Wembley se le rindió un homenaje como pionero del fútbol ghanés en Inglaterra. El próximo mes de septiembre el Rotherham estrenará una estatua en su campo para recordar al primer futbolista negro que jugó en la liga inglesa.
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