Desde el comienzo del choque fue Nigeria el equipo que puso toda la intensidad con la que contó el partido. Los africanos se hicieron con el dominio del esférico y del juego basándose en una mejor colocación sobre el césped, disciplina y en un desproporcionado derroche físico. Mientras tanto, Corea sólo puso en aprietos a su rival en algunas combinaciones rápidas que acabaron con tiros lejanos y desviados, a pesar de contar con todos los fijos que disputaron la fase de clasificación y los dos primeros choques mundialistas. La superioridad de los de Lagerback tuvo su merecido botín poco antes del cuarto de hora con el primer gol del partido. Una buena combinación de las ante la pasividad defensiva rival acabó con un centro de Odiah que se encargó de rematar a Kalu Uche anotando el primer gol del partido y acercando un poco más a los suyos a la siguiente fase.
Nigeria, sin apretar a fondo el acelerador, arrolló literalmente en juego y en ocasiones en la primera mitad a un rival que perdió la poca intensidad con la que comenzó el encuentro a medida que pasaban los minutos. Pero de sobra es sabido que la lógica y la justicia en el fútbol no existe. Esto se volvió a demostrar a escasos minutos del final del primer acto cuando, en una jugada a balón parado, Ki Sung-Yueng habilitó tras el saque de una falta al central Lee Jung Soo para que marcara el empate y metiera a los suyos de nuevo en la lucha por la clasificación para octavos. Al descanso, el marcador reflejaba un injusto empate a tenor de los méritos de ambos combinados. Esa igualada era lo peor del primer tiempo para Nigeria y lo mejor para Corea que, a pesar de ser inferior y con el empate entre Grecia y Argentina en ese momento, estaba en octavos.
Tras el intermedio y sin tiempo para ver la actitud con la que ambos equipos afrontarían la segunda parte, una nueva jugada a balón parado sirvió a Corea para anotar su segundo tanto y colocarse por delante en el marcador. Un saque de falta ejecutado de forma magistral por Park Chu-Young hizo inútil la estirada de Enyeama, que vio como el balón se colaba en su portería tras un traicionero bote que resultó decisivo para que Corea diera un paso de gigante hacia la ronda de octavos de final. Para Nigeria, la empresa se antojaba harto complicada, más aún teniendo en cuenta la exagerada forma en la que afectaron los dos mazazos asiáticos a balón parado. Lagerback comenzó a verse fuera del Mundial y retiró del campo a Kanu para dar entrada al veloz Martins en busca de dos goles que obrasen el milagro.
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