Sven-Göran Eriksson ya anunció su lista de 30 jugadores antes de reducirla a los definitivos 23. ¿Cómo está viviendo este periodo de espera, y encima con la perspectiva de un seleccionador nuevo?
Al tener seleccionador nuevo, todos volvemos a partir en igualdad de condiciones. Por consiguiente, cada uno tiene que aprovechar su ocasión. Personalmente, este Mundial constituye una oportunidad magnífica. Puede que haya sorpresas en la lista definitiva. Luego, una vez entrados en materia, lo importante será pensar en el bloque y realizar un intenso trabajo durante la preparación, para llegar a Sudáfrica con la mayor confianza posible.
¿Esa confianza pasa por realizar cambios?
En fechas pasadas teníamos una buena plantilla, pero tácticamente no estábamos a la altura. Carecíamos de automatismos y de una colocación sobre el campo digna de una selección de nuestra categoría. Espero que Eriksson lo corrija. Es lo que esperamos de él, más que nada. La mentalidad también debe cambiar. Debemos adquirir el deseo de ganar como un bloque, y demostrar por fin todo nuestro potencial.
Hace poco, en una entrevista a FIFA.com, Gervinho señalaba que el equipo debía aprender a defender en bloque. ¿Es ése otro de los cambios que deberían producirse?
¡Desde luego! El trabajo defensivo empieza por los delanteros; es una labor colectiva. Debemos defender en bloque, pero cada uno de acuerdo con su papel. Sin embargo, tenemos lagunas importantes en nuestros movimientos colectivos. No se puede permitir que no ofrezcamos el mínimo exigible al alto nivel en ese aspecto. No es de recibo que sigamos teniendo 70 metros de separación entre los defensas y los delanteros, como ocurrió en la pasada Copa Africana de Naciones. Debemos cerrar mejor nuestras líneas: no formamos un bloque. Si corregimos esas cosas, podremos aspirar a hacer algo grande.
¿Cree que eso se puede conseguir en tres semanas escasas, con un seleccionador que empezará a conocer a la plantilla en el primer día de la concentración?
Si ponemos todo de nuestra parte, y si todos remamos en la misma dirección, entonces sí. Tres semanas son suficientes para poder ofrecer un estilo de juego distinto y mostrar un nuevo rostro. No puede ser que volvamos a vivir un partido como el encuentro de la Copa Africana de Naciones contra Argelia. Esa derrota sacó a relucir nuestros defectos. Las primeras charlas son importantes, y el entrenador tiene la suficiente experiencia como para saberlo. Después, hace falta que le echemos ganas, porque, técnicamente, ya sabemos lo que tenemos que hacer; lo hacemos todos los días con nuestro club. Por tanto, sólo es una cuestión de voluntad. Pero insisto: para eso hace falta que cada uno esté en igualdad de condiciones. La competencia hace que un grupo mejore; nadie debe tener el puesto asegurado.
Didier Zokora, "Copa" Barry o Gervinho ya han ofrecido un diagnóstico similar sobre los males de los Elefantes. ¿Cómo se explica que todavía no se hayan corregido?
Conocemos nuestras lagunas. Aún hace falta que tengamos ese deseo de luchar pensando en el compañero. Tenemos que construir mejor nuestro juego de pases; nos falta movilidad, y el jugador que lleva el balón no goza de bastantes opciones de pase. También hay que dejar de hacer regalos; ya no somos juveniles. Si eres defensa central, se acabó lo de hacer túneles… No estamos ahí para lucirnos o para adquirir protagonismo, sino para conseguir que gane la selección.
¿Cree que el fracaso en la Copa Africana de Naciones puede hacer mejorar al equipo?La reacción de la población marfilense después de la Copa Africana de Naciones nos demostró que, si volvemos a fracasar en Sudáfrica, ¡ni siquiera merece la pena que nos planteemos volver al país! Pude sentir claramente la cólera y la decepción después de la derrota ante Argelia. Hay que comprender que los Elefantes son el único factor unificador del país. Cuando jugamos, desaparecen las diferencias de lenguas, de etnias, de color de piel. Debemos llegarles al corazón, aunque sea una relación de amor-odio. Y además, no ganar nada con esta generación sería realmente triste: sería un desastre.
Personalmente, ha vivido una temporada difícil. ¿Cómo la analiza usted?
Empecé la temporada lesionado y después me costó recuperar mi nivel. Antes de la Copa Africana de Naciones, ya volvía a estar a punto, pero Vahid Halilhodzic no me convocó. Mentalmente, acusé el golpe. Para colmo, a continuación volví a lesionarme. Es mi primera campaña con tantos problemas. Nunca había vivido algo así antes, por lo que he aprendido mucho de la experiencia. No hay mal que por bien no venga.
Desde luego. Me he hecho más fuerte y, físicamente, estoy más fresco que algunos. Este Mundial puede servirme para sacarme la espina tras una campaña difícil. ¡Ya sólo me queda eso para poder salvarla!
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