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Fernando Duclos para
Diario Clarín] Viajar por África es sorprenderse a cada paso. Y entre todos los asombros que esta porción del mundo sabe generar a lo largo del camino, uno de los principales tiene que ver con la moda. Para la enorme cantidad de tribus y pueblos que habitan el continente negro, la vestimenta y las consideraciones estéticas juegan un papel muy importante en sus vidas. Así, mientras las mujeres Swahilis se tatúan sus pies y manos con bellos arabescos y los hombres de la etnia Mursi, en Etiopía, perforan sus labios hasta volverlos deformes, otras personas eligen, en cambio, fórmulas no tan complicadas para distinguirse y estar a tono con las tendencias. Vestir camisetas de fútbol es, para los hombres, una manera de diferenciarse con la ropa y, a la vez, de identificarse con algún ídolo deportivo, o club que se simpatiza. Y aunque la mayoría de las remeras que llevan los africanos son de equipos europeos, hay algunos fanáticos que prefieren portar colores y nombres que a nosotros nos son mucho más propios. Pasen y vean entonces este sorprendente "safari de camisetas argentinas" en la tierra de las sabanas y los atardeceres, allí donde hace millones de años nació la humanidad...
Por empezar, claro, hay un nombre que se destaca sobre el resto, y se llama Lionel Messi. En África, la Pulga es casi como un embajador, al punto de que hay mucha gente que no tiene idea de la existencia de un país llamado Argentina, pero, en cambio, sí admira la forma en que el rosarino se mueve en las canchas europeas. La camiseta del crack del Barcelona se vende en todas las ciudades del continente, en todos los pueblitos, y su cara adorna también mochilas, carpetas, y hasta sirve como decoración en salones de belleza y restaurantes. "Quiero el corte de Messi", le puede decir uno al peluquero, y entonces éste sabrá por dónde pasar las tijeras.
Pero Lio no es el único admirado. En todo África del Este, Diego Maradona también despierta pasiones. Y en los países que fueron colonia británica, como Kenya y Uganda, los dos goles a los ingleses en México son recordados casi como una proeza propia. "En Dios confiamos", rezaba un afiche en la ciudad de Mombassa, en la costa kenyata, y capturaba el momento en que el Diez salta un poquito más alto que Peter Shilton y convierte ayudado con la mano el primer gol de aquel partido, minutos antes de la otra maravilla. De su vida privada y de lo que vino después, en el continente negro, casi nadie sabe nada: todos aquí se acuerdan del hombre pequeñito, de rulos gritando en el Estadio Azteca y levantando la Copa. Y eso que ante Nigeria, un país africano, en 1994, el Diez escribió una página muy triste en su historia.
¿Hay más? Sí, claro. La Liga Inglesa es, por escándalo, la más seguida del continente (los partidos se pasan en los cines, que se abarrotan si juegan Arsenal, Liverpool o Manchester United). Y por eso, El Kun Agüero y Zabaleta, los dos argentinos del Manchester City, son nombres familiares para casi todos, a la vez que Carlos Tevez, por su pasado en el mismo equipo. Pero lo que más sorprende, sin embargo, es el conocimiento que muchas personas tienen del campeonato argentino. En Etiopía, un hombre preguntaba qué está pasando en nuestro torneo, con tantos equipos grandes caídos en desgracia, y otro le explicaba: "Es que los grandes jugadores se van muy temprano a Europa. Aunque igual, ahora volvieron Maxi Rodríguez, Zárate, Gago, ojalá sean muchos más..."
Aunque no sólo de conocimiento se trata. También, claro, de indumentaria. En Somalilandia, un país autodeclarado independiente, al Norte de Somalía, un hombre llamado Muhammad se paseaba por Hargeysa, la capital, con una camiseta de Boca. Y en la misma ciudad, pero en otro barrio, un fanático vestía una remera argentina con el nombre de Riquelme. Éste, llamado Ahmed, era un verdadero hincha Xeneize: "Mis ídolos son Román, Diego y Gabriel Batistuta", comentaba, mientras preguntaba cómo era la Bombonera. Otros, al contrario, saben mucho más de River, como Benjamin, en Addis Abeba, que se declaraba fanático de Saviola y D'Alessandro y rememoraba el 3-0 de Argentina sobre Etiopía en el Mundial Juvenil de 2001. En Mnarani, un pueblito de pescadores en la costa del Océano Índico, un hombre con la camiseta de Vélez de 1994, la que usó el Fortín cuando venció al Milan, esperaba muy paciente el colectivo, a la sombra los 40 grados que al mediodía parecían incendiar el mundo...
En África, así, el fútbol argentino, y sus jugadores, son seguidos, a la vez que idolatrados. El canal de TV Al-Jazeera, uno de los más vistos del continente, suele pasar partidos del Apertura. Y son muchas las personas que desean que el Mundial del año próximo tenga un campeón en celeste y blanco. En la tierra de los safaris, uno puede cruzarse con leones, jirafas y rinocerontes, pero también con fanáticos de nuestros equipos, y de nuestro estilo para "jugar a la pelota". O, como dijo un congolés en Nairobi: "¿Argentina? Sí, claro, el país del tango, el Che Guevara y los futbolistas. O, como suelo decirle, Messilandia".